Para definir este fin de semana sólo voy a necesitar una palabra: CAOS.
A lo largo de estos dos largos, extensos, interminables días he aprendido 2
cosas:
1- Nunca te fíes del transporte público en Londres ni de la gente que
trabaja en el metro
2- El balonmano en el Reino Unido aún tiene mucho que aprender.
Día 1: sábado mortal
A las 7:27 del sábado comenzaba mi andadura por el mundo. Me desperté antes
que el sol y partí con mi equipo de balonmano femenino hacia nuestro primera
partido, un viaje que se suponía placentero (nada más lejos de la realidad).
El trayecto era simple: bus 72 a Hammersmith y una hora de metro en la
línea verde (District Line) hasta el pabellón deportivo. El resultado final
fue: bus 72 a Hammersmith, línea azul a Green Park, línea gris a London Bridge,
línea negra a Monument, línea verde a White Chapel, bus a West Ham y,
finalmente, taxis hasta el pabellón.
Mapa del metro de Londres |
Yo no me llamo Ulises, pero puedo jurar que aquello fue toda una odisea
digna de aparecer en los libros de historia. Aun así, después de 2 horas y
media (como de Alicante a Valencia en autobús más o menos) llegamos. 20 minutos
tarde, y con el correspondiente agobio, pero llegamos.
El partido fue un desastre, el árbitro llegó tarde también, ninguno de los
equipos teníamos un equipo completo, y nuestro rival no tenía ni siquiera
entrenador. Sin embargo jugaron mejor que nosotros y al final caímos derrotados
por 8 goles. Fue decepcionante, pero bueno, de todo se aprende.
Y os preguntaréis, ¿y por qué estos problemas para llegar hasta el
pabellón? Pues en primer lugar, decidieron, por algún motivo que
desconozco, cerrar parte de la línea
verde todo el fin de semana, pero anunciarlo ese mismo viernes, por lo que no
me dio tiempo a consultar los cambios. En segundo lugar, hubo un oportuno fallo
de la red eléctrica justo, exactamente, en el preciso tramo por el que yo
necesitaba pasar, así que hubo que coger buses de emergencia. Por último, los
empleados del transporte público de Londres, cuya incompetencia, falta de
comunicación y desinterés total nos confundieron a lo largo de nuestro
trayecto. Vamos, que cada uno nos decía una cosa diferente.
A las 4 de la tarde volví a la residencia con el ánimo por los suelos y con
un profundo odio hacia el transporte público de la capital de Europa, porque la vuelta tampoco fue una
camino de rosas, sino más bien una
carrera de obstáculos intentado no quedar atrapados en una estación sin
enlaces.
Día 2: domingo infernal
El segundo día del weekend comenzó
como el primero, con una alarma mañanera para asistir al curso que me
acreditaría como entrenador oficial de balonmano en el Reino Unido. La noche
anterior Google Maps me dijo: “en 1 hora y 15 minutos estás allí, tranqui”. Sin
embargo, y viendo cómo había ido el día anterior, fui previsor y salí con dos
horas de margen. ¿Adivináis qué ocurrió? En efecto, llegué tarde y después de
tener que coger dos buses, tres líneas de metro diferentes y correr 15 minutos.
Estos largos caminos cuando te estás quedando sin tiempo, no sabes bien qué te
vas a encontrar en la siguiente parada, exactamente no sabes bien dónde te
encuentras ni a donde tienes que ir y tienes que afrontarlo todo en una ciudad
y país extranjero le quitan a uno el ánimo y el optimismo en un santiamén.
Menos mal que hay personas que te encuentras por casualidad y te devuelven un
poco la fe y las energías en esos momentos de bajón. Hablo, concretamente, de
un empleado colombiano de la estación de bus de Plaistow que me ha ayudado a
encontrar el camino hacia el recinto dándome todas las instrucciones que
necesitaba, y encima en español, que se agradece también a veces. Si pasáis por
Plaistow y estáis perdidos preguntad por Francisco.
Una vez en el curso todo ha sido sobre ruedas. Era un curso de iniciación
al balonmano, y yo de otra cosa quizá no, pero de balonmano algo sé. Han sido un
curso intensivo de 6 horas de teoría y práctica del balonmano a nivel
principiante en las que he podido ver bien de cerca cómo es el primer contacto
de personas adultas con este deporte y, además, creo que ha madurado mi visión
en cuanto a la enseñanza del balonmano a todos los niveles. Puedes que un
futuro decida hacer también los cursos de niveles más avanzados, todo se
andará.
El balonmano en el Reino Unido aún no tiene la potencia que pueda tener
en otros países como Alemania, Francia o España, pero están haciendo bien las
cosas y, posiblemente, dentro de unos años tengan una selección lo
suficientemente buena como para competir a buen nivel internacionalmente.
Muchos jugadores casi retirados deciden venirse aquí a buscar un futuro y hacen
que los equipos de la zona mejoren sustancialmente. Hay muy buenos entrenadores
que están sacando base y entrenando chavales que desde niños aprenden este
deporte. Como he dicho, démosles unos años y veremos qué pasa. Además, la totalidad de los jugadores de la selección británica compite en ligas como la danesa, la sueca, la noruega o la francesa, ninguno compite en la liga nacional de Inglaterra.
PD: si alguien quiere conocer algo más sobre balonmano en el Reino Unido aquí dejo algunos enlaces.
- Balonmano en Inglaterra: http://www.englandhandball.com/
- Balonmano en Gran Bretaña: http://www.britishhandball.com/
- Balonmano en la BBC: http://www.bbc.co.uk/sport/handball
- Página oficial de balonmano: http://www.uksport.gov.uk/sport/summer/handball
- Asociación de equipos de balonmano universitarios: http://www.abuhc.com/
De camino a casa he aprendido otra valiosa lección: no te fíes de la
palabra de un londinense en cuanto a distancias. Como no tenía prisa, había
líneas de metro cerradas y me gusta ver la ciudad por mi cuenta he decidido
hacer un trozo del camino andando. “¡Andando! ¡Estás loco, chico!”. Esta es la
respuesta de la mayoría de las personas a las que he preguntado cómo ir a la
estación de West Ham desde Plaistow (20 minutos a ritmo normal). Ya me había
pasado antes, y es que cualquier distancia de más de 10 minutos es para un
londinense: “quite far” (muy lejos).
Tras dos horas he vuelto a la residencia, desde donde escribo esta entrada.
Vuelta a la zona de confort. Hogar, dulce hogar.
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