lunes, 25 de noviembre de 2013

DULCE INTRODUCCIÓN AL CAOS



Para definir este fin de semana sólo voy a necesitar una palabra: CAOS. 

A lo largo de estos dos largos, extensos, interminables días he aprendido 2 cosas: 

1- Nunca te fíes del transporte público en Londres ni de la gente que trabaja en el metro
2- El balonmano en el Reino Unido aún tiene mucho que aprender. 

Día 1: sábado mortal

A las 7:27 del sábado comenzaba mi andadura por el mundo. Me desperté antes que el sol y partí con mi equipo de balonmano femenino hacia nuestro primera partido, un viaje que se suponía placentero (nada más lejos de la realidad). 

El trayecto era simple: bus 72 a Hammersmith y una hora de metro en la línea verde (District Line) hasta el pabellón deportivo. El resultado final fue: bus 72 a Hammersmith, línea azul a Green Park, línea gris a London Bridge, línea negra a Monument, línea verde a White Chapel, bus a West Ham y, finalmente, taxis hasta el pabellón. 

Mapa del metro de Londres


Yo no me llamo Ulises, pero puedo jurar que aquello fue toda una odisea digna de aparecer en los libros de historia. Aun así, después de 2 horas y media (como de Alicante a Valencia en autobús más o menos) llegamos. 20 minutos tarde, y con el correspondiente agobio, pero llegamos. 

El partido fue un desastre, el árbitro llegó tarde también, ninguno de los equipos teníamos un equipo completo, y nuestro rival no tenía ni siquiera entrenador. Sin embargo jugaron mejor que nosotros y al final caímos derrotados por 8 goles. Fue decepcionante, pero bueno, de todo se aprende. 


Y os preguntaréis, ¿y por qué estos problemas para llegar hasta el pabellón? Pues en primer lugar, decidieron, por algún motivo que desconozco,  cerrar parte de la línea verde todo el fin de semana, pero anunciarlo ese mismo viernes, por lo que no me dio tiempo a consultar los cambios. En segundo lugar, hubo un oportuno fallo de la red eléctrica justo, exactamente, en el preciso tramo por el que yo necesitaba pasar, así que hubo que coger buses de emergencia. Por último, los empleados del transporte público de Londres, cuya incompetencia, falta de comunicación y desinterés total nos confundieron a lo largo de nuestro trayecto. Vamos, que cada uno nos decía una cosa diferente. 

A las 4 de la tarde volví a la residencia con el ánimo por los suelos y con un profundo odio hacia el transporte público de la capital de Europa, porque la vuelta tampoco fue una camino de rosas, sino más  bien una carrera de obstáculos intentado no quedar atrapados en una estación sin enlaces. 

Día 2: domingo infernal

El segundo día del weekend comenzó como el primero, con una alarma mañanera para asistir al curso que me acreditaría como entrenador oficial de balonmano en el Reino Unido. La noche anterior Google Maps me dijo: “en 1 hora y 15 minutos estás allí, tranqui”. Sin embargo, y viendo cómo había ido el día anterior, fui previsor y salí con dos horas de margen. ¿Adivináis qué ocurrió? En efecto, llegué tarde y después de tener que coger dos buses, tres líneas de metro diferentes y correr 15 minutos. Estos largos caminos cuando te estás quedando sin tiempo, no sabes bien qué te vas a encontrar en la siguiente parada, exactamente no sabes bien dónde te encuentras ni a donde tienes que ir y tienes que afrontarlo todo en una ciudad y país extranjero le quitan a uno el ánimo y el optimismo en un santiamén. Menos mal que hay personas que te encuentras por casualidad y te devuelven un poco la fe y las energías en esos momentos de bajón. Hablo, concretamente, de un empleado colombiano de la estación de bus de Plaistow que me ha ayudado a encontrar el camino hacia el recinto dándome todas las instrucciones que necesitaba, y encima en español, que se agradece también a veces. Si pasáis por Plaistow y estáis perdidos preguntad por Francisco. 

Una vez en el curso todo ha sido sobre ruedas. Era un curso de iniciación al balonmano, y yo de otra cosa quizá no, pero de balonmano algo sé. Han sido un curso intensivo de 6 horas de teoría y práctica del balonmano a nivel principiante en las que he podido ver bien de cerca cómo es el primer contacto de personas adultas con este deporte y, además, creo que ha madurado mi visión en cuanto a la enseñanza del balonmano a todos los niveles. Puedes que un futuro decida hacer también los cursos de niveles más avanzados, todo se andará. 


El balonmano en el Reino Unido aún no tiene la potencia que pueda tener en otros países como Alemania, Francia o España, pero están haciendo bien las cosas y, posiblemente, dentro de unos años tengan una selección lo suficientemente buena como para competir a buen nivel internacionalmente. Muchos jugadores casi retirados deciden venirse aquí a buscar un futuro y hacen que los equipos de la zona mejoren sustancialmente. Hay muy buenos entrenadores que están sacando base y entrenando chavales que desde niños aprenden este deporte. Como he dicho, démosles unos años y veremos qué pasa. Además, la totalidad de los jugadores de la selección británica compite en ligas como la danesa, la sueca, la noruega o la francesa, ninguno compite en la liga nacional de Inglaterra. 

PD: si alguien quiere conocer algo más sobre balonmano en el Reino Unido aquí dejo algunos enlaces.

  • Balonmano en Inglaterra: http://www.englandhandball.com/
  • Balonmano en Gran Bretaña: http://www.britishhandball.com/
  • Balonmano en la BBC: http://www.bbc.co.uk/sport/handball
  • Página oficial de balonmano: http://www.uksport.gov.uk/sport/summer/handball
  • Asociación de equipos de balonmano universitarios: http://www.abuhc.com/

De camino a casa he aprendido otra valiosa lección: no te fíes de la palabra de un londinense en cuanto a distancias. Como no tenía prisa, había líneas de metro cerradas y me gusta ver la ciudad por mi cuenta he decidido hacer un trozo del camino andando. “¡Andando! ¡Estás loco, chico!”. Esta es la respuesta de la mayoría de las personas a las que he preguntado cómo ir a la estación de West Ham desde Plaistow (20 minutos a ritmo normal). Ya me había pasado antes, y es que cualquier distancia de más de 10 minutos es para un londinense: “quite far” (muy lejos). 

Tras dos horas he vuelto a la residencia, desde donde escribo esta entrada. 

Vuelta a la zona de confort. Hogar, dulce hogar. 


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