sábado, 8 de marzo de 2014

Aventuras de un intérprete en Londres



En primer lugar, antes de empezar a narrar mis aventuras laborales por Londres quiero preguntaros una cosa: ¿quién sabe lo que es un intérprete? Estoy seguro de que todos los sabéis perfectamente porque tengo unos lectores muy listos, pero just in case, lo explico. 
 
Te pones los cascos y te vuelves así.
Un intérprete es una cosa que hace que si vas a China, robas en una tienda y te meten en el calabozo puedas entenderte con el policía que te mira con ojos sospechosos. O si vas a Marruecos y compras hachís puedas decirle a tu abogado árabe que pensabas que era legal. 

Además, el intérprete también trabaja en juzgados, aduanas, centros sociales, conferencias, charlas y, en mi caso, hospitales y centros de salud, uno de los entornos donde la responsabilidad es mayor, ya que un error de comunicación relacionado con síntomas, diagnóstico o tratamiento puede tener consecuencias nefastas para la salud del paciente.

Y si te equivocas, ¿quién dice si fue un error del intérprete o una negligencia médica? He aquí un serio problema. 

En fin, este es un tema muy polémico sobre el que no voy a ponerme a escribir ahora, ya que mi intención es escribir una entrada y no una disertación llena de frases copiadas de libros de autores famosos (en esto consisten básicamente los assignments en Reino Unido, decir lo que ya han dicho otros y citar su obra). 

Buena va, ¡al lío! 

1º Caso de “no te lo podemos decir por motivos de confidencialidad”.

Te avisan a las 12pm para que llegues a las 3:30pm. Empezamos bien el viernes. En una ciudad como Londres nunca te puedes fiar del tráfico y menos en un día con lluvia (=atasco y gente de mal humor). A pesar de mis esfuerzos por llegar puntual y motivado, no pude evitar un retraso de 30 minutos. No sé qué pintas llevaría al entrar por la puerta de la clínica con el traje empapado, los zapatos encharcados, el paraguas roto y cara de haber corrido 15 minutos para intentar llegar a tiempo, pero la cara de secretaría fue un poema. Cuando le dije que era el intérprete le faltó poco para reírse en mi cara. Sin embargo, optó por decirme que era un irresponsable y que la paciente ya se había ido. Casi hubiera preferido la risa. 

Cuando salí de la clínica hacía sol y todos los buses funcionaban correctamente. 
La Ley de Murphy, ¿no? Ironías del destino. 
"He venido a joderte"

2º Caso de paciente con leucemia (aunque a mí me dijeron urología).

La información para este trabajo me la dieron con una semana de antelación y además, tras mucho insistir, me dijeron el tema: UROLOGÍA. Los tres días previos a la interpretación mi cabeza estuvo lleva de penes, sistemas urinarios, inflamaciones de próstata y glándulas suprarrenales. Sentía que nada podía sorprenderme. Iluso. 

Desperté una soleada mañana de sábado y solo tenía que coger un autobús. Esta vez se trataba de un hospital importante y Extremoduro me acompañaba. Era el día perfecto para hacer una interpretación genial y finiquitar una semana fantástica. 

Cuál fue mi sorpresa cuando, al llegar a la recepción, pregunté por el departamento de urología y me dijeron, textualmente: aquí no hay de eso. La cosa no se arregló cuando pregunté por mi paciente y la respuesta fue: ese nombre no figura en nuestra base de datos. Entré en un estado de confusión profundo. De hecho, estaba tan confuso que casi me hiero a mí mismo. 

Tras mucho preguntar e insistir, averigüé que mi paciente tenía cita en hematología. Sí, algo relacionado con la sangre, tema sobre lo que yo no sabía nada. Saltaron las alarmas y me senté a esperar y a documentarme (por suerte había traído el portátil). A los 15 minutos una mano tocó mi hombro y un hombre calvo y con penetrantes ojos azules me preguntó: “¿sos vos el intérprete?”.  Era Mario, mi cliente, y su cita había sido aplazada para la semana siguiente pero nadie le había informado correctamente, ya que decidme: ¿qué sentido tiene avisar por teléfono en inglés a un paciente que necesita intérprete? Lógica aplastante. Tras solucionar este problema, mi pregunta obligada fue: “¿me puede decir para qué era esta consulta?”. “Tengo leucemia”. Me prometí a mí mismo documentarme como nunca para esa interpretación. Se trataba de algo grave y, siendo mi primer caso, había probabilidades de cagarla.


 Apartado aburrido en el que me quejo de Londres y la interpretación. 

[La interpretación en Londres, como muchas otras cosas, es un caos. No hay una regulación estricta acerca de quién puede interpretar y quién no, a pesar de que existen certificados y títulos especiales (DPS), en muchas ocasiones este trabajo lo realizan amigos o conocidos de los afectados que se ven sometidos a una presión a la que no están acostumbrados y no realizan un trabajo profesional.
Los hospitales y centros médicos son  los encargados de contratar empresas de interpretación en caso de que el paciente lo necesite. Por supuesto, el dinero que cueste la interpretación también corre a cargo del centro y no del paciente. 

Personalmente me parece una vergüenza que en empresas como en la que yo estoy no pidan tener ningún título, carrera o certificación de que sabes hacer tu trabajo. Es muy fácil preguntarme entonces: y si te parece una vergüenza, ¿por qué lo haces? Pues bien, además del dinero y de la experiencia que estoy ganando, creo que yo estoy (relativamente) suficientemente preparado para hacerlo o, al menos, mucho más preparado que otras personas que conozco y, sinceramente, no me gustaría ser el paciente si me tocara con ellos. Al no pedir ningún certificado, CUALQUIERA puede ejercer de intérprete. Eso es muy peligroso.]



3º Caso de leucemia, esta vez sí.  (EN<>ES)

Era la segunda vez que veía a Mario, mi cliente con leucemia, pero esta vez sí que iba preparado. Creo que iba tan preparado como asustado. ¿Mi primera interpretación profesional y me toca un paciente con leucemia? Mucha responsabilidad, muchos nervios. 

Todo iba bien, llegué a tiempo y el doctor nos recibió muy amablemente. El comienzo fue sencillo, pero cuando llegamos al tema de cómo estaba evolucionando el cáncer fue cuando me di cuenta de la importancia de lo que estaba pasando. 

           -Doctor: Vemos una evolución favorable en sus células cancerígenas. Podríamos decir que está usted curado. Congratulations.

Antes este “congratulations”, Mario me miró con los ojos empañados, como diciendo “dime que es verdad”. No tuve que decir mucho. Estaba curado, y se lo había dicho yo. Creo que fue uno de los momentos más bonitos que he vivido nunca. La mirada y la sonrisa de Mario cuando le di la noticia me hicieron muy felices. Fue en ese instante cuando decidí que quería, y quiero, ser intérprete.

4º Caso de podología (EN <> ES)

Tras mi genial experiencia con el paciente con Leucemia me tocó un caso radicalmente diferente: podología. Pues allá que me puse yo a estudiar los pies y todo lo relacionado con ellos: enfermedades, partes, síntomas, etc. Al cabo de 4 días yo me sentía el rey de los pies, nada se me podía escapar. 

Esta vez llegué con tiempo, la paciente también y la doctora era encantadora. Estuvimos una media hora, que parece poco, pero cuando estás interpretando sin parar...se hace cuesta arriba.
Las dificultades principales fueron:

        1. La paciente sabía algo de inglés, por lo que al principio intentaba explicarse ella misma. DO NOT.

      2. La doctora tenía un acento del norte que me costaba entender, sobre todo cuando usaba terminología rara. 

         3. La paciente era de Sudamérica y usaba expresiones muy coloquiales como “ay, pues tengo un dolor que es que pues de pronto me recorre pues toda la espalda y me pega unos latigasos dolorosos” (esta se me quedó grabada porque por un momento no supe muy bien qué hacer). 

Al final todo salió bien y me fui a casa contento. Mojado, congelado, pero contento por haber hecho un buen trabajo.


5º Caso de salud mental (EN<>CAT)

Después de unas merecidas vacaciones en España disfrutando de todo lo bueno de nuestro país, volví a Londres con más ganas que nunca de interpretar y seguir aprendiendo. Sin embargo, no fue hasta la primera semana de febrero que recibí una llamada de la empresa ofreciéndome trabajo de intérprete en un caso de salud mental. En principio ya me pareció un reto, ya que no tengo ninguna experiencia en este campo de la medicina, pero la cosa no acaba ahí. ¡Resulta que era inglés<>catalán! Fue entonces cuando me di cuenta de la poca confianza que tengo en mi catalán, a pesar de haber estudiado la lengua de Ausiàs March durante más de 15 años (una pena, la verdad). 

Total, que decidí hacer un intensivo. Tenía una semana para aprender todo lo relacionado con enfermedades mentales (tipos, causas, tratamientos, medicinas, etc), tanto en inglés como en catalán. Me sorprendió sentirme más seguro con la terminología en inglés que en catalán. (Algo ml estamos haciendo en la enseñanza en las escuelas). Durante 6 días, Manel, La Gossa Sorda, Obrint Pas, Lluis Llach y Els amics de les Arts fueron mis mejores amigos, sonando siempre en mi cabeza. 

Llegó el gran día y se puso a llover. Salí con tiempo y relajado. Todo parecía ir bien: 208A Cambridge Road. Easy. Enfilé la calle en cuestión, pero para mi sorpresa, llegué al 213 y después de este ya no había nada. Cambiaba la calle a Kingston Road. Pregunté, use Google Maps, corrí la calle arriba y abajo y al final llegué tarde. Tan tarde llegué, que nadie me abrió la puerta del domicilio. Probablemente habrían salido, o eso quiero pensar. Todo hubiera sido más fácil si hubiera tenido un número de contacto al que avisar de que estaba perdido, pero no, no me dieron ninguna información. Así son las cosas. 

En mi defensa diré que el portal en cuestión era una puerta de madera de un metro de anchura, el pomo roto y el número 208 pintado con rotulador en la esquina superior derecha. Además, estaba situado entre un Spar y un Tesco, como si se tratara de un almacén o algo por el estilo. Obviamente no me estoy quitando culpa, era mi responsabilidad llegar a tiempo y preparado. 

De momento estas han sido mis aventuras como intérprete en Londres. El día 18 tengo un nuevo encargo con un paciente y un tema que ya conozco: leucemia. Con suerte sólo será revisión y no habrá que ponerse muy serios. Ya veremos. 

Muchas gracias por leer, ¡espero que os haya gustado!

Un saludo desde Londres